Perdida en la realidad

Es como si soplara un viento frio que paraliza todo mi cuerpo,
quedo inquieta y a la vez temblorosa por tus palabras.
No se si es frío, nervios o miedo,
pero no dejo de temblar y a la vez transpirar.


No logro decir nada,
es como si me quedara por un instante sin habla.
Mi mente se pone en blanco y mi corazón se para,
trato de decirte algo, pero no puedo, me quedé sin voz.


Me desespero, y no dejo de temblar
mientras vos seguis hablando y sufriendo.
Me inquieto todavía más porque sé que vas a estar esperando q hable,
que te dé una respuesta, un consejo.


Pero no me recupero, me quedo sin aire,
tengo miedo, inseguridad, pánico.
Trato de procesar y entender lo que tratás de decirme,
lo que estás sintiendo; tratando de ser objetiva.


Pero me involucro y pierdo la seguridad,
se me viene abajo todo lo que tenemos.
Te enoja mi ausencia, mi falta de consuelo,
te alejás...


Lloro, me ensordezco, me desvanezco,
no veo más allá de lo que me estás diciendo.
Me recupero ante tu comprensión,
vuelvo en si.


El consuelo que no te supe dar se vuelve hacia mí a través tuyo,
comprendés mi descarga, mi sociego.
Nos abrazamos y volvemos a ser uno,
logro volver a la realidad.


Mi corazón comienza a palpitar
y mi cabeza a pensar.
No se detiene mi temblor,
pero comienza mi consuelo.


No paro de hablarte y tratar de decirte lo que siento,
de confesarte lo que pienso.
Con miedo a que no aceptes mi verdad,
pero segura de hacertela saber.

Lo hago para ayudarte, para darte mi respuesta a tus temores,
lo hago porque te amo, porque quiero ayudarte.
Lo hago para que dejes de sufrir, para consolarte,
para que solidifiquemos esto que estamos construyendo.

Y vos, aceptás lo que digo, me escuchas,
me mirás y me abrazas.
En ese instante vuelvo a pensar en todo lo que sos,
en todo lo que me das.

Me enorgullezco nuevamente,
me vuelve la felicidad al cuerpo.
Seguimos amandonós,
y aprendiendo a ser uno.